El mayor proyecto de Nintendo hasta la fecha, Breath of the Wild, ha supuesto un antes y un después en la saga, y su motor de físicas es uno de sus logros más aclamados. Los creadores del juego analizaron el comportamiento de los jugadores que pudieron probar la demo de Breath of the Wild durante el pasado E3, como han reconocido en una entrevista realizada por GameSpot:
Vimos como un asistente al E3 manipulaba objetos para construirse una catapulta y la utilizaba para volar. Eso fue muy divertido. Y me hizo sentir que esa era la libertad que queríamos darle a los jugadores.
El potente motor de físicas (y químicas, como les gusta decir a sus desarrolladores) permite afrontar las situaciones que propone el juego de modo libre, sorprendiendo a sus propios creadores con soluciones creativas que no habían previsto, y precisamente esta libertad para experimentar es la que engancha a los jugadores para seguir explorando un mundo de juego tan amplio.
Estas mecánicas de juego multiplicativas, en las que el jugador y el entorno interactúan en ambos sentidos, son claves en el último título de la saga:
Una manera de llenar el mundo sería con puzles y elementos añadidos, pero eso consumía muchos recursos. Evitamos crear escenarios con una sola solución. Intentamos quitarlos tanto como fue posible, y los diseñadores y artistas detrás de los escenarios y paisajes entendieron esta idea.
Satoru Takizawa, director artístico, se sorprendió por lo que vio hacer en el E3:
Uno de los demostradores de Nintendo América, durante su tiempo libre, ideó una manera de volar utilizando la runa del Magnetógrafo, y fue como “oh, eso no se nos había ocurrido”, ¡así que tuvimos que probarlo por nosotros mismos!
El truco consiste en utilizar dos objetos metálicos grandes, uno sobre el otro, y poniendo a Link sobre el que está encima; no puede magnetizar la superficie que está tocando, pero sí la que hay debajo, lo que le permite, en cierto modo, levitar.
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