Música: The Adventure of Link (NES)

Música: The Adventure of Link (NES)

¡Buenas, zelderos! Continuando con la serie de artículos que iniciamos aquí hablando sobre las influencias y los nexos musicales que existen en la saga Zelda, hoy toca centrarnos en el que, por orden de salida, es el segundo título de la franquicia: The Legend of Zelda II: The Adventure of Link (NES, 1987), un juego que no está muy bien valorado por parte de los seguidores de Zelda, aunque en contraste nos ofrece significativos añadidos que se verían reflejados en futuros títulos de la saga. ¿Esas innovaciones también se hallan en el apartado musical? ¡Por supuesto!

Sin duda alguna, la banda sonora de este juego tal y como está estructurada nos ofrece una fórmula muy interesante que sería reutilizada en muchas entregas posteriores (especialmente en los títulos destinados a las consolas de sobremesa a partir de la Nintendo 64), aunque nos centraremos en esto más tarde.

The Legend of Zelda II: The Adventure of Link (NES,1987):

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Este título es bastante interesante, puesto que Koji Kondo (principal compositor de la franquicia, tal y como explicamos en el anterior capítulo) no participó de forma alguna en el trabajo musical del juego. Esto se debe a que durante este breve periodo de tiempo en el que coincide el desarrollo de The Adventure of Link, Kondo estuvo ausente, tomando su lugar otro músico de la empresa,  Akito Nakatsuka. No nos alarmemos: que Koji Kondo no fuese el compositor de la soundtrack de este juego no quiere decir que no nos encontremos ante un trabajo realizado por otra gran figura, y es que de seguro alguno de vosotros habrá escuchado algún trabajo de Nakatsuka sin saberlo.

Akito Nakasuka.

Akito Nakasuka.

Akito Nakatsuka es el compositor de temas como el que acompaña al mítico Ice Climber (Arcade,1984) o la OST del Pilowtings 64 (N64,1996). Este músico fue una figura clave para suplir la ausencia temporal de Kondo en la Gran N, puesto que Nakatsuka no sólo era un gran compositor, sino que en ese momento ya había trabajado durante algunos años con Koji Kondo (recordemos que incluso llegaron a atribuirse la coautoría de la OST de Devil World).

En este caso Nakatsuka realizó un gran trabajo, centrado más en la estructura que otorgó al conjunto de canciones, cada cual destinada a un escenario específico. Por supuesto, ahora muchos pensaréis “¡Menuda chorrada, en los juegos siempre se hace eso!”, pero seguro que no estáis teniendo en cuenta dos hechos muy importantes: en primer lugar, la época en la que Akito Nakatsuka planteó este desarrollo (un momento en que la música de un juego se limitaba a unas pocas canciones que eran usadas hasta casi el abuso en determinados escenarios) y en segunda instancia, la gran diferencia que Zelda II otorga frente al resto de juegos de la época, puesto que nos ofrecía una considerable cantidad de localizaciones que requerían de un estilo musical apropiado (y suplir esto en un medio tan limitado como la NES tiene su mérito). Este último punto era a lo que me refería al inicio del artículo, y es que a raíz de Ocarina of Time se empezaría a emplear estilos determinados de composición para lugares específicos del título de forma muy significativa (por ejemplo nosotros no confundiríamos en ningún momento la música de la ciudadela de Hyrule con la de la pradera, ¿cierto?). Esta tendencia tan presente en los juegos posteriores al clásico de la Nintendo 64 no es algo que inventase Kondo en el momento: se trata de una idea de adaptación musical que la franquicia venía desarrollando precisamente desde su segunda entrega.

Teniendo esto en cuenta, pasemos a ver algunos ejemplos que nos ofrece el juego:

Pieza 1. Title theme:

Como ya es tradición, proponemos como primera pieza la que el juego nos pone en el menú principal. Se trata de una canción que nos ofrece dos puntos muy importantes en la forma de componer de este músico: la mezcla entre la estructura barroca (obviamente muy descafeinada, aunque la intencionalidad sigue ahí, como ya veremos en mayor profundidad más tarde) y los nuevos estilos contemporáneos, especialmente aquellos surgidos del uso del sintetizador. En Nintendo (a modo de inciso) ocurre que la música de 8 bits se puede dividir en la que tiene un estilo más cercano al pop de la Yellow Magic Orchestra y la que trata de envolver al espectador, en la línea del trabajo de autores como Mort Garson. Acordaos de este nombre, dado que lo revisitaremos dentro de unos artículos (los más audaces ya sabrán a qué me refiero). El caso es que, mientras que con Kondo la utilización de estructuras es algo que se tiene muy en cuenta a la hora de repetir indefinidamente la pieza, con este autor se sacrifica un poco ese aspecto con tal de dar más énfasis el ambiente. Por si aún no queda claro qué trato de decir, mejor dejo algún ejemplo de la obra del ya citado Mort Garson para que comprueben cómo la experimentación puede influenciar en algo que debería ser metódico:

Pieza 2. Overworld theme:

En efecto, el overworld pierde densidad en comparación con el análogo del primer Zelda. Se trata de una composición de 8 bits de la época al uso. Eso queda claro al oír cómo se alargan las notas que conforman la melodía, de tal forma que en ocasiones queda casi escondida entre lo que viene a ser el soporte rítmico (bajos). Quizás esto se deba a que el enfoque comercial de este título fuera el mercado occidental, donde por aquel entonces una estructura musical de estas dimensiones era lo habitual. Sin embargo, no por ello vamos a desprestigiar la melodía, con un puente instrumental destacable, que casi impacta con la solidez con la que se repite (con ligeras variaciones, sobre todo en cuanto a tonalidad) la melodía principal.

Pieza 3. Town theme:

Sin duda, el compositor de la banda sonora de este juego conoce bien a Bach, puesto que asombra observar la multitud de similitudes que podemos hallar entre los arreglos de instrumentos de cuerda que el músico alemán realizó en muchas de sus obras y las melodías alegres de algunas localizaciones del Zelda II. Con J. S Bach ocurre que las composiciones destinadas a instrumentos de cuerda (especialmente violonchelo y contrabajo) eran muy intensas melódicamente. De hecho podríamos decir que la mayor carga de sus obras las soportaban estos instrumentos. Aquí ocurre algo similar, y es que nuestro autor trata de adaptar a un formato tan limitado como el que ofrecía el sistema sonoro de la NES un estilo de composición similar al antes explicado. El resultado que nos ofrece es a fin de cuentas el esperado: una melodía pegadiza que destaca de entre el resto de canales de audio.

Para los más curiosos, dejo por aquí una obra que reflejará mejor a qué me refiero:

Pieza 4. Battle theme:

Para finalizar el artículo, me gustaría hacer hincapié en la ya mencionada capacidad de este juego de aglutinar un buen puñado de estructuras compositivas con el fin de dar mayor fluidez al desarrollo del título. El tema empleado en la batalla es otro buen ejemplo, donde se busca acelerar al jugador mediante unos compases rápidos y unos tonos que buscan alterar, en definitiva, al oyente.  Atento también a la extensión de cada nota: cortas y secas.

En conclusión, este juego tiene un peso musical muy importante en la saga, puesto que supone el producto de un trabajo muy elaborado que sería empleado por Koji Kondo para futuros títulos. De hecho, en el siguiente artículo nos centraremos en el tercer título de la franquicia: A Link to the Past, donde veremos cómo un juego tan menospreciado como Zelda II sirvió de germen para una estructura que Kondo empezaría a hacer suya.

¿Qué te parece, Zelder@? ¿A partir de ahora verás con otros ojos esta obra? ¡Déjanos tu opinión!

 

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